Obtención e infusión de plasma convaleciente de paciente recuperado de infección COVID-19 para uso compasivo. |
Obtención e infusión de plasma convaleciente de paciente recuperado de infección COVID-19 para uso compasivo.
Obtaining and infusing convalescent plasma from a patient recovered from COVID-19 infection for compassionate use.br>
Paola María Velasco Maldonado3, Nalda Marivel Barreno Lliguin1, Martha Elizabeth Gabela Baquero2, Samanta Carolina Granda Hidalgo2, Manuel Antonio Granja Morán1, Mauricio Rodrigo Heredia Fuenmayor1, María Fernanda Luján Jiménez4, Cristina Elizabeth Paredes Tayupanta2, Pedro Luis Pineda Males2, Miriam Muñoz Guerra1, Andrés Orquera Carranco1, José Isidro Páez Espín1, Grace Paulina Salazar Vega1, Erwin Bolívar Sánchez Paz1, Julia Edith Soria Silva1, Paulina del Rosario Vascones Conrado1.
El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que el brote de Enfermedad por Coronavirus (COVID-19) constituye una Emergencia Sanitaria de Salud de Preocupación Internacional/Public Health Emergencies of International Concern (PHEIC). El 11 de marzo de 2020, la OMS declara la pandemia1,2.
El COVID-19 es una enfermedad respiratoria aguda causada por un coronavirus zoonótico de reciente aparición1.
Los coronavirus son una familia de virus que se descubrió en la década de los 60 pero cuyo origen es todavía desconocido. Pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos se sabe que varios coronavirus (229E, OC43, NL63 y HUK 1) son responsables del resfriado común y en raras ocasiones se pueden producir infecciones graves de las vías respiratorias inferiores. Dos de los coronavirus causan infecciones en los seres humanos muchos más graves e incluso a veces mortales; estos son: el Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), y el Coronavirus tipo 2 asociado al SARS (SARS-CoV), que produce el síndrome respiratorio agudo grave3,4.
La pandemia debida al virus SARS-CoV-2 requiere de medidas sanitarias urgentes encaminadas a reducir el riesgo de transmisión de la infección3,4.
Al momento, no existe tratamiento eficaz para abordar la enfermedad por SARS-CoV-2 (COVID-19). La OMS emitió un informe que los primeros resultados con el uso de Plasma de Convaleciente (CP) puede ser una modalidad de tratamiento potencialmente útil para el COVID-193-5.
En este sentido, se señaló la oportunidad de que los Sistemas Transfusionales de cada país realicen una evaluación de riesgos para calibrar su capacidad de extraer, preparar y almacenar este tipo de donaciones. Esto incluye recursos humanos y suministros críticos adecuados, así como un control exhaustivo de procedimientos e infraestructuras. En este marco, se sugiere el inicio de contactos con los servicios hospitalarios para que colaboren en la selección de pacientes, que habiendo superado la enfermedad del COVID-19, pudieran ser candidatos para donación de plasma sin mermar en sus derechos1.
La decisión de desarrollar esta opción requiere una revisión rápida, pero exhaustiva, del agente etiológico o agentes relacionados y la respuesta inmune a ellos para evaluar los posibles beneficios y riesgos de la inmunización pasiva. Los principios generales establecidos en los documentos de posición de la Red de Reguladores de Sangre (BRN) de la OMS sobre el uso de plasma convaleciente, como elemento de respuesta a brotes anteriores de virus emergentes (2017) y como respuesta al Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (2014) siguen siendo aplicables también a esta pandemia de SARS-CoV-26,7. La falta de evidencia clínica concluyente del uso del plasma convaleciente en infección por SARS-CoV-2 no debería ser razón para abandonar el uso del plasma convaleciente. Los ensayos clínicos aleatorios están en curso y los resultados no estarán disponibles durante meses en tanto no hay justificación basada en la evidencia disponible y la ética profesional para negar categóricamente el uso del plasma convaleciente en los hospitales que no participan en un ensayo clínico aleatorio.
El siguiente protocolo ha tomado algunas de las recomendaciones del Comité Científico para la Seguridad Transfusional del Ministerio de Sa nidad de España Versión 1.0 – 26 marzo de 20201. Y ha sido modificado para tratar de adaptarlo a la realidad de nuestra institución.
Palabras clave: Plasma convaleciente; Infecciones por Coronavirus; Neumonía, Betacoronavirus; Donantes de Sangre; Aféresis.
nuary 30, 2020, the World Health Organization (WHO) declared that the COVID-19 outbreak constitutes a public health emergency of international concern (PHEIC). On March 11, 2020, the WHO declared the pandemic1,2 .
COVID-19 is an acute respiratory disease caused by a newly emerging zoonotic coronavirus1 .
Coronaviruses are a family of viruses that was discovered in the 1960s but whose origin is still unknown. They can cause disease in both animals and humans. In humans, several coronaviruses (229E, OC43, NL63, and HUK 1) are known to be responsible for the common cold, and serious infections of the lower respiratory tract can rarely occur. Two of the coronaviruses cause much more serious and even sometimes fatal infections in humans; These are: MERS-CoV, as the cause of respiratory syndrome in the Middle East, and SARS-CoV, which produces severe acute respiratory syndrome3,4 .
The pandemic due to the SARS-CoV-2 virus requires urgent sanitary measures aimed at reducing the risk of transmission of the infection3,4 .
Currently, there is no effective treatment to address SARS-CoV-2 disease (COVID-19). The WHO issued a report that early results with the use of convalescent plasma (PC) may be a potentially useful treatment modality for COVID-193-5 .
In this sense, the opportunity for the Transfusion Systems of each country to carry out a risk assessment to gauge their ability to extract, prepare and store this type of donation. This includes adequate critical human resources and supplies, as well as a comprehensive control of procedures and infrastructure. In this framework, it is suggested that contacts with hospital services be initiated so that they collaborate in the selection of patients who, having overcome the COVID-19 disease, may be candidates for plasma donation without diminishing their rights1 .
The decision to develop this option requires a rapid, but comprehensive, review of the etiologic agent or related agents and the immune response to them to assess the possible benefits and risks of passive immunization. The general principles established in the position papers of the WHO Blood Regulators Network (BRN) on the use of convalescent plasma, as an element of response to previous outbreaks of emerging viruses (2017) and as a response to the syndrome coronavirus respiratory problems of the Middle East (2014) are still applicable to this SARS-CoV-2 pandemic6,7 . The lack of conclusive clinical evidence of the use of convalescent plasma in SARS-CoV-2 infection should not be a reason to abandon the use of convalescent plasma. Randomized clinical trials are ongoing and results will not be available for months as there is no justification based on available evidence and professional ethics to categorically deny the use of convalescent plasma in hospitals that do not participate in a randomized clinical trial.
The following protocol has taken some of the recommendations of the Scientific Committee for Transfusion Safety of the Spanish Ministry of Health Version 1.0 - March 26, 20201 . And it has been modified to try to adapt it to the reality of our institution.
Keywords: Convalescent plasma; Coronavirus Infections; Pneumonia, COVID-19; Blood Donors; Aphaeresis.
El presente protocolo terapéutico, será prescrito por: médicos tratantes, médicos generales, médicos postgradistas y aplicado por indicación infusión de plasma convaleciente en: pacientes con Neumonía grave por SARS CoV-2 comprobada y donantes recuperados de la infección de COVID-19 comprobados; médicos Hematólogos y personal de salud encargado del procedimiento de la Unidad Técnica de: Genética Molecular, Banco de Sangre y Hematología del Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín.
Los primeros casos humanos de COVID-19 se identificaron en Wuhan (China) en diciembre del 2019. Aunque China no ha podido confirmar la fuente exacta del virus, se sospechan que el brote se originó en un mercado de esta ciudad en el que se realizaban “transacciones ilegales de animales salvajes” y que el virus se transmitió originalmente de un animal a un humano. El 7 de enero de 2020, se identifica como agente causante del brote un nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae. Los coronavirus son una familia amplia de virus, pero se sabe que solo seis (el nuevo sería el séptimo) infectan a las personas8 .
Los pacientes contagiados experimentan diversos síntomas, entre ellos, dificultad respiratoria, fiebre, tos seca, dolor muscular, disnea y hallazgos radiológicos de infiltrados pulmonares bilaterales. El periodo de incubación medio es de 5-6 días, con un rango de 1 a 14 días9 .
La tasa de mortalidad general, de acuerdo con el estudio realizado por el Centro Chino para el Centro Conjunto de Desarrollo de Conceptos (CCDC), fue de un 2,3%, siendo las personas mayores de 80 años las que corren más riesgo, con un índice de mortalidad del 14,8%3,4 .
El Plasma convaleciente se basa en la transfusión de plasma con anticuerpos de pacientes que ya vencieron la enfermedad y que se han recuperado de la infección por COVID-191,10,11 .
La terapia con plasma convaleciente se ha empleado como un tratamiento empírico en otras infecciones virales sugiere que es efectiva. En un estudio con Subtipo H1N1 del Virus de la Influenza A (H1N1) en el 2009 se encontró una disminución en la carga viral en el tracto respiratorio, en la carga de citoquinas y en la morbi- mortalidad. Otro estudio con SARS en el 2003 se asoció a una mayor tasa de altas hospitalarias11-13 .
Se desconoce la eficacia del uso de plasma o inmunoglobulinas de pacientes convalecientes en el tratamiento de pacientes con enfermedad activa, pero con los hallazgos del uso con otras infecciones virales plantean que el uso de plasma convaleciente podría ser beneficioso en pacientes infectados con SARS- CoV-21,14,15.
La administración de plasma convaleciente demostró mejoría clínica [temperatura, score Sequential Organ Failure Assessment (SOFA)], disminución de la carga viral de SARS-COV- 2, 12 días después de la infusión en 4 de 5 pacientes en el primer estudio que reportó efectividad realizado en China2 .
Un estudio realizado por Duan y col3 demostró mejoría significativa en la saturación de oxígeno, aumento de linfocitos, disminución de proteína C reactiva en los 3 días posteriores a la infusión de plasma convaleciente y disminución gradual de los infiltrados pulmonares dentro de los 7 días de la intervención en 10 pacientes con COVID-19 severo.
El uso de plasma convaleciente de COVID-19 en pacientes graves, se le considera en la actualidad una opción de tratamiento en enfermedades emergentes dado la experiencia exitosa obtenida con otras epidemias emergentes como fueron el SARS, MERS, H1N1 Ébola. El uso en COVID-19 no está documentado actualmente16-20 .
6.1 Captación de donantes
6.1.1 Promoción de donación:
La promoción de donación de plasma
convaleciente, de pacientes que tuvieron
infección por COVID-19 se realizará por
redes sociales, página web institucional y
mediante la sensibilización del proceso
mediante afiches, panfletos (Ver Anexo
2 y 3), charlas a los pacientes hospitalizados y a sus familiares en las unidades
pertenecientes al Instituto Ecuatoriano de
Seguridad Social (IESS) que atiendan pacientes con diagnóstico de COVID-19,
con el ánimo de impulsar una futura donación.
6.1.2 Pre selección de donantes:
Aquellas personas que manifestaron su voluntad de donar posterior a ponerse en contacto vía telefónica con el Banco de Sangre, Trabajo Social les aplicará un cuestionario (Ver Anexo 4: SGC-HM-FR-004 Cuestionario de Donación Plasma Convaleciente) con el fin de seleccionar a donantes idóneos con quienes se coordinará posteriormente continuar con el proceso de donación.6.1.3 Requisitos de donación de plasma convalecientes de COVID-19
6.1.4 Obtención plasma convaleciente en donantes de COVID-19
La extracción, procesamiento y almacenamiento de plasma de donantes convalecientes de COVID-19 es técnicamente similar al procedimiento de donaciones de plasma para uso transfusional, por lo que se recomienda que dicha actividad sea realizada por personal entrenado en el ámbito de la donación en el Banco de Sangre del Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín (HECAM).
Se recomienda que todo el proceso desde la selección de los donantes, procesamiento, etiquetado, almacenamiento y distribución se realice en una institución específicamente autorizada. Dichas instituciones deben disponer de todas las garantías que acrediten la correcta práctica de los procedimientos.
Tal como establece la norma técnica de Donación de Sangre con Acuerdo Ministerial 5317, se garantizará a los donantes la confidencialidad de toda la información facilitada al personal autorizado relacionada con su salud, de los resultados de los análisis de sus donaciones, así como de la trazabilidad futura de su donación; acorde además con el artículo 7 de la Ley Orgánica de Salud y el Reglamento para el manejo de la información confidencial en el Sistema Nacional de Salud.
En la donación de plasma de donantes convalecientes de COVID-19 se deberán mantener los principios de altruismo y donación no remunerada, así como recabar un documento de Consentimiento Informado estandarizado en la Unidad Técnica de Banco de Sangre de la institución.
A. Extracción de unidades de plasma
B. Etiquetado
El etiquetado de las unidades de plasma se realizará según el procedimiento habitual del banco de sangre.
Además, la etiqueta deberá permitir la identificación inequívoca del uso terapéutico de estas unidades, y la misma incluirá al menos:
C. Almacenamiento, transporte y uso tras la descongelación de unidades de plasma de donantes convalecientes de COVID-19.
D. Trazabilidad
Se deberá mantener la trazabilidad entre donantes y receptores. En este sentido, se dispondrá de un registro específico.
6.1.6 Administración plasma convalecientes a pacientes infectados por COVID-19
El médico a cargo de la atención directa del paciente con neumonía grave por COVID-19 es que el realizará el pedido por escrito de la necesidad de plasma convaleciente como tratamiento.
A. Criterios de selección de pacientes
Inclusión
Exclusión
B. Administración del plasma
La decisión de la repetición en el uso de plasma será criterio del equipo médico a cargo.
Complicaciones y/o desviaciones del protocolo
Reacciones transfusionales.En caso de presentarse, se suspenderá el tratamiento y se aplicará un protocolo de reacciones transfusional del HECAM.
ALTERNATIVAS TERAPÉUTICAS
Dado que COVID-19 es una enfermedad emergente, no existe hasta el momento alternativas terapéuticas al plasma convaleciente, cuya efectividad sea validada en ensayos clínicos controlados.
OMS: Organización Mundial de la Salud; COVID: Enfermedad por Coronavirus; PHEIC: Public Health Emergencies of International Concern; MERS-Cov: Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio; SARS-CoV2: Coronavirus tipo 2 asociado al SRAS; CP: Plasma de Convaleciente; BRN: Red de Reguladores de Sangre; CCDC: Centro Conjunto de Desarrollo de Conceptos; H1N1: Subtipo H1N1 del Virus de la Influenza A; SOFA: Sequential Organ Failure Assessment; IESS: Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social; RT-PCR: Reverse transcription polymerase chain reaction; NAT: Técnicas de Amplificación de Ácidos Nucleicos; VHB: Virus de la Hepatitis B; VHC: Virus de la Hepatitis C; HVI1-2: Virus de Inmunodeficiencia Humana 1-2; HTLV: Virus Linfotrópico de Células T Humanas; HECAM: Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín; ml: Mililitro; h: Hora; TRALI: Injuria Pulmonar Aguda Asociada a Transfusión/Transfusion Related Acute Lung Injury; TACO: Sobrecarga Circulatoria Asociada a Transfusión/Transfusion Associated Circulatory Overload.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES
Todos los autores participaron en la concepción y diseño del trabajo, recolección y obtención de resultados, análisis e interpretación de datos, redacción del manuscrito, revisión crítica del manuscrito, aprobación de su versión final y asesoría técnica o administrativa.
Paola María Velasco Maldonado. Doctor en Medicina y Cirugía, Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Médica Especialista en Hematología, Universidad de Buenas Aires. Medicina Especialista en Hematología, Universidad de Buenas Aires. Especialista en Medicina Interna, Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Especialidad en Trasplante de Progenitores Hematopoyéticos, Sociedad Argentina de Hematología. Médica Especialista en Hematología, Coordinación General de Trasplantes, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-00002-5915-9177.
Nalda Marivel Barreno Lliguin. Licenciada en Laboratorio Clínico e Histotecnológico, Universidad Central del Ecuador. Licenciada en Laboratorio Clínico. Unidad Técnica de Banco de Sangre, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid. org/0000-000015177-6851.
Martha Elizabeth Gabela Baquero. Tecnólogo Médico en Laboratorio Clínico e Histopatológico, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Licenciada en Ciencias de la Salud Mención Laboratorio Clínico Histopatológico, Universidad Nacional de Chimborazo. Diploma Superior en Desarrollo Local y Salud, Universidad Técnica Particular de Loja. Diploma Superior en Medicina Transfusional. Universidad Central del Ecuador. Jefe de la Unidad de Banco de Sangre, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-00002-1939-7904.
Samanta Carolina Granda Hidalgo. Bioquímica Clínica, Pontifica Universidad Católica del Ecuador. Tecnólogo Médico de Medicina Transfusional 3, Unidad Técnica de Banco de Sangre, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito–Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-00002-3973-7451.
Manuel Antonio Granja Morán. Médico, Universidad Central del Ecuador. Alta Especialidad en Medicina Trasplante de Células Progenitoras Hematopoyéticas, Universidad Nacional Autónoma de México. Diploma Suprior en Promoción y Prevención de la Salud. Universidad Regional Autónoma de los Andes. Especialista en Hematología, Universidad San Francisco de Quito. Jefe (E) de la Unidad de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito–Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-00002-9138-6353.
Mauricio Rodrigo Heredia Fuenmayor. Doctor en Medicina y Cirugía, Universidad Central del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad San Francisco de Quito. Diploma Superior en Medicina Transfusional, Universidad Central del Ecuador. Médico/a Especialista en Hematología 1, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7607-9892.
María Fernanda Luján Jiménez. Doctora en Medicina y Cirugía, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad San Francisco de Quito. Médico/a Especialista en Hematología 1, Unidad Técnica de Genética y Molecular, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7292-7794.
Cristina Elizabeth Paredes Tayupanta. Licenciada en Laboratorio Clínico e Histotecnológico, Universidad Central del Ecuador. Licenciada Laboratorio Clínico, Unidad Técnica de Banco de Sangre, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-00001-5051-2352.
Pedro Luis Pineda Males. Licenciado en Bioanálisis Clínico, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Lic. en Laboratorio Clínico, Unidad Técnica de Banco de Sangre, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito–Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-00002-9887-8924.
Myriam Muñoz Guerra. Doctora en Medicina y Cirugía, Universidad Central del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad Técnica Particular de Loja. Diploma Superior en Medicina Transfusional, Universidad Central del Ecuador. Médica Hematóloga, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2649-4008.
Andrés Orquera Carranco. Médico, Universidad Central del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad San Francisco de Quito. Diploma Superior en Desarrollo Local y Salud, Universidad Técnica Particular de Loja. Diploma Superior en Educación en Ciencias de la Salud, Universidad Central del Ecuador. Médico/a Especialista en Hematología 1, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito–Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-00003-0143-2967.
José Isidro Páez Espín. Doctor en Medicina y Cirugía, Universidad Central del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad Internacional del Ecuador. Médico Hematólogo, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9471-1599.
Grace Paulina Salazar Vega. Médico, Universidad Central del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad San Francisco de Quito. Docente Hematología Pontificia Universidad Católica de Quito. Médico Tratante, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6033-1280.
Erwing Bolívar Sánchez Paz. Doctor en Medicina y Cirugía, Universidad Central del Ecuador. Especialista Hematología, Universidad San Francisco de Quito. Médico Tratante, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5938-6767.
Julia Edith Soria Silva. Doctor en Medicina y Cirugía, Universidad Central del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad Técnica Particular de Loja. Especialista en Gerencia de Salud, Universidad San Francisco de Quito. Médico Hematóloga, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8484-0370.
Paulina del Rosario Vásconez Conrado. Doctor en Medicina y Cirugía, Universidad Central del Ecuador. Especialista en Hematología, Universidad Internacional del Ecuador. Especialista en Medicina Interna, Universidad Central del Ecuador. Diploma Superior en Medicina Transfusional, Universidad Central del Ecuador. Médica Hematóloga, Unidad Técnica de Hematología, Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín. Quito-Ecuador. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5650-5268.
Se utilizaron recursos bibliográficos de acceso libre y limitado, la información recolectada está disponible bajo requisición al autor principal.
El protocolo médico fue aprobado por pares y por las máximas autoridades.
La publicación fue aprobada por el Comité de Política Editorial de la Revista Médica Científica CAMbios del HECAM.
Se trabajó con recursos propios de los autores.
Los autores reportan no tener ningún conflicto de interés, personal, financiero, intelectual, económico y de interés corporativo.
A todo el personal de la Unidad Técnica de Hematología del Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín.
8. CONTROL DE CAMBIOS